Hace pocos días, Google ha pronosticado el fin de las contraseñas tradicionales debido a la creación de nuevos sistemas que ofrecen mayor seguridad sin complicar tanto al usuario. Esta misma premisa ha sido respaldada por empresas dedicadas a la seguridad virtual, las cuales prevén el fin de esta tecnología en un plazo no mayor a los 10 años.
Pero entonces, la gran pregunta que resulta es:
¿Cómo entraremos en un futuro a nuestras cuentas?
De acuerdo a expertos en ciberseguridad existen tres soluciones viables:
- La primera es que, además de la identificación tradicional, el usuario tenga que entregar otros datos a los que sólo él puede acceder, como por ejemplo un código que podría recibir a través de un mensaje de texto y que cambiará cada vez que requiera iniciar sesión. Una alternativa muy cercana a lo que se encuentra desarrollando Google en este momento.
- La segunda opción sería que, adicionalmente a la contraseña que conocemos, los usuarios deban entregar otro tipo de credencial (tarjeta de acceso o similar), lo que condiciona el acceso a un segundo factor de autenticación.
- Finalmente, nos topamos con los identificadores biométricos, una de las opciones más claras para reemplazar a las contraseñas. Con este sistema, los usuarios podrán entrar a sus cuentas a través de rasgos tan personales e intransferibles como las huellas dactilares o el iris de los ojos.
Sin duda alguna, la evolución en este apartado se viene dando con mucha rapidez y la premisa es siempre preservar la seguridad ante todo.
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