En los últimos 30 años los videojuegos han avanzado un mundo, teniendo tanto a nivel artísitico como a nivel técnico piezas de tal belleza que sería imposible mantenernos incolumnes antes ellas. Lo divertido es que, a pesar de eso, muchos de nosotros seguimos añorando los juegos que jugamos en nuestra niñez, evocándolos con una gran nostalgia y enarbolando la bandera del «todo tiempo pasado fue mejor». Aceptémoslo, lo hacemos.
Como sea, no estamos hoy para discutir si los juegos de última generación son mejores que los juegos que jugamos en nuestra infancia, sino para ver cómo reaccionan los niños que actualmente tienen menos de 10 años frente a estos últimos, tomando en cuenta lo acostumbrados que están a mandos y consolas como las del PS4 o el Xbox One y lo arcaicos que se deben ver ahora mandos como el del Atari de los 80’s.
Sin más introducciones, vamos a verlo.
Como pueden ver, las recepciones iniciales son bastante mixtas. Tenemos desde el niño de lentes que contempla emocionado el televisor y la consola, hasta la niña que no parece tener la menor intención de divertirse de alguna manera posible. Todo parece indicar que no es una cosa de edad, sino de actitud.
Me pregunto qué pasará en 20 o 30 años más cuando los videojuegos sean cosa de realidad virtual o de inmersión total. ¿Cómo lo verán los mismos niños? ¿Cómo lo veremos nosotros? En serio que espero estar vivo para esa época. Será todo un espectáculo digno de verse.
Dejar una respuesta