Este último episodio de Game of Thrones ha tenido una gran cantidad de eventos que resultarán de gran relevancia para lo que se verá en lo que queda de la temporada e incluso para lo que nos espera en la próxima. Sin embargo, la escena más relevante de todas podría haber pasado totalmente desapercibida para los distraídos a pesar de su gran importancia.
¿Qué tan importante es? Pues básicamente nos estaría diciendo quién terminará sentándose en el Trono de Hierro una vez concluida la serie.
La escena a la que nos referimos es aquella en la que Sam y Gilly conversan mientras Sam, bastante enojado, trabaja en la transcripción de unos pergaminos asignados por el Gran Maestre. Lo importante aquí no es la conversación principal, sino los datos que da Gilly sobre los registros del Septón Supremo y como un tal príncipe «Regger» tuvo una anulación de matrimonio y cómo se casó en una boda secreta en Dorne.
Lyanna Stark: «Prométemelo, Ned»
Para los no tan enterados, el tan príncipe «Regger» sería en verdad el príncipe Rhaegar Targaryen, el cual habría anulado su matrimonio con Elia Martell (sí, la hermana de la que Oberyn hablaba tanto) para casarse con Lyanna Stark, hermana de Ned y madre de Jon.
Claro, lo importante aquí no es que Jon sea hijo de Rhaegar y Lyanna, lo cual se confirmó ya a través del poder del Cuervo de los tres ojos, sino que Rhaegar y Lyanna están legalmente casados, por lo cual Jon sería hijo legítimo de Rhaegar y heredero natural al trono. Y sí, al parecer con mayor derecho incluso que la propia Daenerys.
Ya veremos qué pasa finalmente, pero que no les sorprenda que finalmente sea Jon quien termine por sentarse en el Trono de Hierro, aunque también cabe la posibilidad que, según se ha podido ver en los últimos episodios, lo haga desposando a la tía Dany.
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